Los astrónomos de todo el mundo están desconcertados por un
reciente descubrimiento del telescopio KEPLER.
Se trata de una pequeña estrella clase G (como nuestro sol),
denominada KIC-8462852, que se encuentra a unos 1.500 años luz. La estrella
tiene un patrón de luz que hace deducir que hay una enorme masa de materia que
gira alrededor de la estrella en una formación cerrada, como si fuera un anillo.
La primera hipótesis es que esa formación podría ser un
anillo de polvo, un anillo cometario, o una lluvia de exocometas. Sin embargo, la estrella es demasiado
antigua como para que disponga de este anillo, y, además, si se tratara de un
anillo cometario, un anillo de polvo, o de exocometas, esta estructura emitiría una radiación en el
espectro infrarrojo. Pero, no lo hace.
Además, los astrónomos que están analizando el patrón de luz
de la estrella, sospechan que este anillo debe llevar pocos milenios orbitando
el sol, lo cual es aún más extraño, ya que este tipo de anillos sólo se
encuentran en estrellas jóvenes, y, como ya hemos dicho anteriormente, esta no
es una estrella joven. Las hipótesis sobre el origen de esta formación se están
agotando conforme se están recopilando datos, así que, ¿de qué puede tratarse?
Es, como poco, algo muy peculiar. De las 150.000 estrellas observadas hasta
ahora por Kepler, ninguna tiene este patrón de luz.
En 1960, el físico inglés Freeman Dyson sugirió que,
basándose en nuestra propia experiencia, cuanto más avanza una civilización,
más energía consume, hasta que, llegado un punto, podría llegar a consumir toda
la energía que proporcione la estrella de su sistema solar, construyendo una
esfera alrededor de esta, o, en una escala menor, construyendo un anillo que la
rodeara. A esta estructura se la conoce como Esfera de Dyson, y hay diversas
hipótesis sobre cómo podría construirse, y sobre las características que
podríamos observar al detectarla.
Imaginemos que una estrella estuviera rodeada por un anillo
construido con el objetivo de captar una importante cantidad de radiación
solar. En ese caso, si la observáramos desde la suficiente distancia, observaríamos
un patrón de luz peculiar, como si la estrella estuviera rodeada por el anillo
de polvo y roca resultante de su formación, como ocurre con las estrellas
jóvenes. Sin embargo, esta estructura, al absorber la radiación emitida por su
sol, no emitiría la característica radiación en la banda infrarroja que se
produce cuando la radiación solar calienta el disco de polvo.
Así pues, si detectáramos una estrella rodeada por una Esfera
de Dyson, en forma de disco, lo que estaríamos observando es un patrón de luz
correspondiente a un disco de formación planetaria, típico de una estrella
joven, pero en una estrella más bien antigua, y que, además, no emite radiación
en el espectro infrarrojo. Pues bien, eso es exactamente lo que estamos
observando en la estrella en cuestión.
Ahora bien, esto no quiere decir que hayamos encontrado la
primera evidencia de una civilización alienígena avanzada. Por supuesto,
podrían existir fenómenos naturales que explicaran lo que estamos viendo,
aunque siendo pragmáticos, ahora mismo es la única explicación que tenemos.
El siguiente paso que van a llevar a cabo los astrónomos
será escuchar a la estrella. Enfocaremos nuestros radiotelescopios intentando
captar señales de radio de ese sistema, ya que, según nuestra propia
experiencia, una civilización avanzada emitiría una gran cantidad de señales de
radio, como nosotros mismos hacemos hoy día.
Habrá que estar atentos al resultado de estas observaciones,
porqué, tanto sí estamos ante el primer indicio de una civilización alienígena,
como si estamos ante una nueva formación astronómica que desconocíamos, será un
descubrimiento muy interesante.
Fuentes:
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